Escúchame desde el silencio
Camina por la calle, unos pasos delante de mí, va muy a prisa, la llamo y no responde. Pasa la esquina y casi es atropellada por un auto. Entonces me doy cuenta de que algo sucede. Corro hacia ella, ya gritando su nombre y no me escucha. Kirenia parece sorda. Corro, corro y mi mano la alcanza. Muy asustada me mira, voy rápido porque no escucho nada, me van a matar en la calle, en el trabajo no oigo a los pacientes y lo peor: ya no sé cuando me dicen mamá. Una lágrima baña su rostro. Mi abrazo está allí para dar abrigo y consuelo. Qué difícil es ver a una hermosa mujer derribarse ante la vida. ¿Cómo ser lo suficientemente valiente para ayudar a alguien que inició el camino del silencio?. La historia de mi joven amiga se origina en la otosclerosis, una enfermedad que consiste en un crecimiento anormal del hueso del oído y afecta a los tres huesecillos situados en el oído medio, en particular, al estribo. Este crecimiento impide que