Mi regalo eres tú



Hoy cierro mis ojos para recordar como lucía cuando estaba creciendo en mi panza; mis caderas, mis piernas y mi rostro cambiaban totalmente. Yo entregaba lo mejor de mi cuerpo para que tú crecieras sin dificultad. Busco en mi memoria aquellos días y casi no puedo verme, me pierdo en el tiempo, no me encuentro. Muchas veces me preguntaba ¿Por qué olvide como lucía yo?
Ahora lo entiendo todo, desde el instante en que supe que estabas en mi, olvide que existía, solo pensaba en ti, el ángel más bello que mis ojos vieron.
Llegó el 30 de noviembre de 1999, tú querías nacer, me aterraba la idea pero una fuerza increíble me llenó de voluntad. Ese día supe que ya era una mujer.
Tenerte en mis brazos fue la alegría más hermosa que he tenido. Tus manitos pequeñas se perdían en mi rostro. Estudié cada detalle de tu cuerpo, te bese mucho y lloré, lloré tanto, pues no me sentía capaz de cuidar a mi niña preciosa.  
Ya pasaron 15 años, que corto se me hace el camino que hemos dejado. De ti, si tengo cada detalle. Recuerdo los cumpleaños, tu primer día en la escuela, la jicotea que te ganaste por ser lenta como yo; lo exigente que fuiste para tener una hermana, los choques intencionales que hacías con la cuna para despertarla y lo feliz que fuiste al saber que había que compartir un cuarto. Todavía me hace reír  pillépillé, una palabra que incorporaste al lenguaje inicial.
Te miro y soy feliz, veo a mi ángel perfecto, ese que ni en sueños pudiera dibujar. Te entregué todo lo que tenía y pude alcanzar, traté de enseñarte cuanto aprendí en mí andar. Perdona si faltó algo que deseaste. Nosotros hicimos lo mejor que pudimos para que ahora construyas tu sendero.
Eres una guerrera firme, eso me consta, aunque temo porque detrás de la imagen fuerte, está mi chiquita malcriada, esa que es más sensible que una burbuja. La eterna enamorada de papá.
Recuerda que solo el amor puede mover este mundo. Úsalo entonces, llévalo siempre y no te canses de repartirlo. Desde ahora estaré más cerca que antes pero tú tomas las riendas de la vida. Siempre tendrás mi regazo y mis manos dispuestas a servirte.  

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