Todos recibimos y damos enseñanzas.
Anoche cuando el
sueño me derrumbaba mi pequeña de 6 años me dejó una enseñanza y es que no
necesitamos tener muchos años para poner en práctica los valores humanos y las
buenas costumbres. Revisábamos el horario, los libros y la merienda del día
siguiente. Ya estaba lista la tarea y la careta de la caperucita roja que papá
tuvo que hacer, entonces la pequeña me recordó sobre unas fotos de princesas
que le había prometido a la asistente educativa para decorar el aula. Yo entre
el sueño y la realidad le dije es verdad lleva 2 y dile que las otras les
recorté ya. Ella me miró con los ojos muy tristes y me dijo - No mamá, no se
puede decir mentiras, eso no es bueno.
Casi me muero y
el sueño se me perdió, entonces me disculpé con ella - es cierto mi amor yo
solo quería tener algunas princesas para los libritos del próximo curso pero no
importa llévalas todas y pon muy lindo el Salón de juego, después compramos
más.
Juro que no pude
dormir, fue una sensación de dolor con alegría; dolor por ir en contra a los
valores que siempre le he inculcado y alegre porque aprendió, hasta darme, ella
misma una enseñanza. En mi cabeza se
martillaba una frase de mis padres “Predica con tú ejemplo”.
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