El mártir insigne del municipio de Caimito: Miguel Perera Ortega

A Miguel le ordenaron colocar un petardo en
un solar yermo al fondo de la iglesia de Vereda, y debido a un desperfecto técnico
le estalla en sus propias manos. Con la ayuda de vecinos del lugar, fue curado,
ocultado y trasladado a Guanajay para partir hacia las montañas pinareñas. Esto
fue imposible, al estar bloqueadas las carreteras por la Guardia Rural. En
tales circunstancias decidió trasladarse hasta Marianao y más tarde a Lawton.
El Movimiento le realizó gestiones con la Embajada de Venezuela para que se
fuera al exilio y no aceptó. En el mes de Junio se hizo contacto con el
Escambray para que Miguel partiera hacia allá, pero fue sorprendido por un
esbirro y trasladado a la Cuarta Estación de Policía, donde después de sufrir
torturas y vejaciones resultó asesinado con nueve balazos y arrojado en la
esquina de las calles Antón Recio y Rubalcaba, en La Habana, el 25 de julio de
1958.
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