Vereda Nueva, actuación en las luchas políticas de Cuba.
La agitación
política en Cuba, durante la primera mitad del siglo XVIII, no tuvo precedentes.
Ante la inminente caída del régimen constitucional, los conatos de rebeldía
aparecieron por todas partes, aún con diferentes objetivos. La Gran Logia Española de Francmasones del
Rito de York en la Isla de Cuba, constituida el 11 de octubre de 1822, acordó
cursar una circular a sus sesenta y seis logias afiliadas para conocer si
estaban dispuestas a “declarar y sostener la Constitución de esta Isla en el
caso probable de sucumbir en la Península”. Puesto al tanto el Capitán General
de la Isla, Dionisio Francisco Vives, de que las logias masónicas de La Habana
habían tomado el acuerdo de pedir a sus miembros que sostuvieran en Cuba el
régimen liberal ya derrocado, declaró antipatriótica e ilegal la sesión en que
había sido aprobada la referida medida, y en consecuencia, decretó la
disolución de las logias que abrigasen el propósito de mantener en la Isla el
régimen constitucional.
La protesta contra la arbitraria
disposición de Vives se hicieron sentir en toda la Isla. En la Conspiración de
Soles y Rayos de Bolívar participaron ciudadanos blancos, negros y mulatos de
La Habana, Matanzas, Hanábana, Guanabacoa, Santiago de las Vegas, Guatao,
Guanajay, Güira de Melena, San Antonio de los Baños, Ceiba del Agua y Vereda
Nueva. En esta última población, los afiliados de la logia Flor de la
Perseverancia No. 56 se negaron resueltamente a disolver su amada institución.
Con esto, y casi sin proponérselo, Vereda Nueva, de manera gallarda y viril,
iniciaba su actuación en las luchas políticas de Cuba.
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